Cuando una persona muere se suele pedir un minuto de silencio, para recordar los mejores momentos, claro siempre que conocieras a la persona y sobre todo tengas recuerdos bonitos de ella, porque si por el contrario no lo conociste o tenias recuerdos negativos, usaras el minuto para pedirle perdón o pensar en otra cosa, según sea el caso.
Pero porque tenemos que recordarlo en silencio y más con lágrimas en los ojos, ya que si alguien muere no es porque lo pida, sino porque las circunstancias no estuvieron a su favor o porque Dios lo decidió así, sea cual fuere el caso la persona que muere nunca lo pidió, porque la muerte es algo que hasta ahora con tanta tecnología no hemos podido vencer.
Sea cual fuera el caso, ya no podemos hacer nada, no podemos retroceder el tiempo o pedir que se le levante cual lázaro de su tumba, aunque muchas veces hubiéramos querido poder hacerlo, al menos por unos minutos solo para decirle las cosas que nunca le dijimos.
Pero si realmente ámanos a la persona porque pedir un minuto de silencio y esconder nuestros sentimientos, recuerdos, pensamientos hacia esa persona, al contrario tendríamos que tener un minuto solo para recordarlo en todo el sentido, recordar lo bueno, lo que dejo pendiente, lo malo y lo que logro cumplir, porque así podremos usarlo de ejemplo en nuestra vida diaria, tanto para copiarla como para evitarlas.
Además cuanto más hablas de tus sentimientos, la tristeza te será mejor llevadera, porque como dicen el recibir el palo en grupo duele menos que recibirlo solo, y es que saber que tienes a alguien que piensa y siente como tú te hace sentir que no estás solo, que realmente comprenden tu dolor y entre ambos podrán ser apoyo uno del otro, así como el ciego y cojo de la fabula de esopo.
Hoy aprendí eso en la oficina cuando entro súbitamente la psicóloga a decirnos que tenía que comunicar el fallecimiento de “Don Héctor”, el mejor empleado y más antiguo de la empresa, a quien le dedico mis 60 líneas que representan cada una de ellas un segundo, del minuto…
“… Un minuto por Don Héctor, quien me dio la mejor de las bienvenidas a la empresa con una enorme sonrisa y uno de los abrazos más sinceros…
… Un minuto por Don Héctor, quien me regalo una almohada, para no tener más dolores de cuello y un oso de peluche para no tener miedo en las noches…
… Un minuto por Don Héctor, quien me canto el himno de mi país, me cocino arepas, me regalo una bandera y me conto un cuento tradicional de mi tierra el día de mi no cumpleaños…
… Un minuto por Don Héctor, quien me enseño a dominar a los obreros, jefes y cuanto personal altanero aparecía en mi camino.
… Un minuto por Don Héctor, quien me pidió la mano para su hijo, porque según él yo soy la mejor mujer del mundo y alrededores…
… Un minuto por Don Héctor, quien me dio un sermón de 3 horas cuando quise salir corriendo a Venezuela, porque no podía adaptarme a Perú…
… Un minuto por Don Héctor, quien me dijo que no todos los hombres son malos, que existen matices…
… Un minuto por Don Héctor, quien se reía de mis chistes y me enseño algunos para no quedar mal en las reuniones…
… Un minuto por Don Héctor, quien me enseño que nunca escuche a los hombres que adornan sus respuestas, pues nunca tienen nada bueno que decir…
… Un minuto por Don Héctor, quien me enseño a cocinar el ceviche, a tomar pisco y a cantar el himno de Perú.
… Un minuto por Don Héctor, que me abrió la puerta de su casa cuando la mía sufrió un desperfecto y no tenia donde dormir…
… Un minuto por Don Héctor, quien me dijo que nunca me olvide de mis marcas de guerra, pues son parte de mi base en la vida…
… Un minuto por Don Héctor, quien me dijo que nunca menosprecie a nadie por más humilde sea, pues nunca sabremos cuando lo vamos a necesitar…
… Un minuto por Don Héctor, quien fue mi bastón cuando me sentía coja sentimentalmente...
… Un minuto por Don Héctor, quien me dijo que mi príncipe azul si existe y que me queda estar muy alerta…
… Un minuto por Don Héctor, quien me dejo ser parte de su familia en navidad, año nuevo y demás festividades cuando estuve lejos de casa…
… Un minuto por Don Héctor, quien me enseño ser terca con lo que quiero y a no dejarme pisar el poncho por cualquiera…
… Un minuto por Don Héctor, quien logro ganarse el respeto de los dueños, gerentes y cuanto personal lo conocía...
… Un minuto por Don Héctor, quien viajo a oriente, y trajo regalos para todos y no le importo pagar sobre equipaje.
… Un minuto por Don Héctor, que me ayudo a hacer informes hasta las 4 de la mañana sin quejarse o pedir nada a cambio…
… Un minuto por Don Héctor, quien me enseño el verdadero concepto de líder, trabajo en equipo y fidelidad…
… Un minuto por Don Héctor, quien me enseño a bailar el huayno, comer pachamanca y me enseño ticlio.
… Un minuto por Don Héctor, quien nos enseño que lo divertido de la vida radica en las cosas comunes…
… Un minuto por Don Héctor, quien logro que expusieran mis fotografías en la kermes de la empresa y además de vender algunas…
… Un minuto por Don Héctor, quien me regalo el lapicero y cuaderno donde escribo mis notas mentales mientras vivo mi aventura en el tráfico de Lima…
… Un minuto por Don Héctor, quien me regalo un perro sin saber que era alérgica y término llevándome al hospital…
… Un minuto por Don Héctor, quien me regalo un rompecabezas de 6000 piezas y me ayudo a enmarcarlo…
… Un minuto por Don Héctor, que me enseño a no tener miedo a expresar lo que siento o pienso…
… Un minuto por Don Héctor, quien me dijo que cuando el muera no derrame una lagrima sino que lo despida con una gran sonrisa por la gran vida que tuvo…
… Un minuto por Don Héctor, quien no tuvo reparos en enseñarme lo bello de la vida y lo interesante de la vejez….”
“Un minuto por Don Héctor por el abuelo que nunca tuve, el amigo que siempre quise y el ángel que ahora tendré...”